A finales de 1999, la startup de moda online Boo.com lanzó su página web, que incluía un asistente de compras virtual. El avatar, conocido como Miss Boo, debía ofrecer consejos de estilo a los clientes y permitirles ver vaqueros y camisas en modelos tridimensionales antes de comprarlos. El concepto puede resultar familiar para cualquiera que haya escuchado recientemente a las empresas tecnológicas ensalzar el potencial de los agentes que utilizan inteligencia artificial. Boo.com se derrumbó a los pocos meses de su lanzamiento, en parte porque la página web resultó lenta y poco fiable. Las esperanzas de la industria tecnológica están puestas en la apuesta de que los agentes impulsados por IA tendrán más éxito esta vez. Como ocurre con muchas palabras de moda en el ámbito tecnológico, el término carece de una definición estándar. De hecho, muchos sistemas de software ya actúan como agentes: el gigante minorista Walmart (WMT.N), abre una nueva pestañaHace tiempo que utiliza el aprendizaje automático para predecir el inventario y la demanda de sus supermercados basándose en ciertas reglas. Sin embargo, la versión 2025 de Agentic AI difiere en tres aspectos. En primer lugar, los agentes pueden, en teoría, actuar de forma independiente y proactiva. En segundo lugar, en lugar de seguir instrucciones humanas explícitas, se centran en alcanzar objetivos y orientaciones generales, como, por ejemplo, maximizar las ventas. En tercer lugar, pueden realizar múltiples tareas, desde buscar en bases de datos hasta tomar decisiones o aprobar una transacción, todo ello sin intervención humana.
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