La cadena de producción, extracción y comercialización del aceite de palma (dendê), que tiene grandes empresas instaladas en Pará, principalmente en el Valle de Acará y en la región de los municipios de Tomé-Açu, Concórdia do Pará, Acará, Moju y Tailandia, sufrió un duro golpe económico. Desde el pasado 13 de octubre, la multinacional Cargill, la mayor productora de alimentos del mundo, con sede en Estados Unidos, suspendió las compras de aceite de palma a la empresa Brasil BioFuels (BBF), ex Biopalma. “Cargill no puede garantizar que BBF esté cumpliendo con sus obligaciones como proveedor”, dice un comunicado del gigante estadounidense. El BBF está involucrado en una serie de denuncias de violaciones de derechos humanos, delitos ambientales y conflictos contra comunidades en el Vale do Acará, reclamando tierras ocupadas durante décadas por miles de familias en la región. Ese habría sido el motivo de la cancelación del contrato de Cargill con la BBF. “Cargill se compromete a producir y obtener aceite de palma de manera ética, ambientalmente sostenible y socialmente responsable. Nuestra política de aceite de palma sostenible incluye el compromiso de reconocer y defender los derechos de las comunidades y los trabajadores, de acuerdo con los principios internacionales de derechos humanos y las leyes locales aplicables”, argumenta la multinacional en una nota enviada a Ver-o- Fato .
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