Con un enfoque en infraestructuras y desarrollo, Singapur necesitaba ingenieros y científicos. Por ello, su sistema educativo se centró en formar estudiantes con habilidades sólidas en matemáticas. No se trataba sólo de enseñar números, sino de desarrollar el razonamiento lógico y la resolución de problemas desde edades tempranas. La transformación fue asombrosa. De ocupar los últimos lugares en los rankings educativos en los años 90, Singapur escaló a las primeras posiciones en las evaluaciones TIMSS desde 1995 y en PISA desde 2008. Este logro llevó a preguntarse: ¿Fue esta metodología diseñada específicamente para destacar en estos exámenes internacionales? Los expertos afirman que no. Estas pruebas evalúan la capacidad de resolver problemas complejos, no meramente el conocimiento memorizado. La influencia de Singapur en la educación matemática es indiscutible. Desde el año 2000, más de sesenta países, incluyendo Estados Unidos, Israel, Chile y el Reino Unido han incorporado variaciones de este método en sus sistemas educativos. Sin embargo, una de las claves del éxito de Singapur radica en la valoración cultural de las matemáticas, un aspecto difícil de replicar en otros contextos.
|