El recién nombrado Ministro de Agricultura de Francia, Julien Denormandie, ha visto con sus propios ojos, los grandes problemas de amarillez con los que se están enfrentando los remolacheros franceses, como consecuencia de la prohibición de los neonicotinoides. Se ha desplazado a una explotación remolachera en Seine-et-Marne, donde los remolacheros le han reiterado que se enfrentan a una crisis sin precedentes en la remolacha azucarera, que podría conducir a pérdidas históricas de rendimiento (menos de 80 t/ha) que pueden alcanzar, como mínimo, de 100 millones de euros para los productores de remolacha (con más de 1.000 euros de pérdidas por hectárea en los casos más alarmantes), y que amenazan áreas de producción completa.
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