En los primeros ocho meses del año, según cifras del INPE, la deforestación ha caído un 48% acumulado respecto al mismo período de 2022. Los datos dan al presidente Luiz Inácio Lula da Silva motivos para celebrar, ya que prometió poner fin a la deforestación en la región para 2030, después de que la destrucción aumentara durante el gobierno de su predecesor, Jair Bolsonaro, quien recortó los esfuerzos de protección ambiental. Anteriormente, Lula celebró la caída, diciendo en las redes sociales que es "resultado del gran trabajo del Ministerio de Medio Ambiente y del gobierno federal". El martes firmó la demarcación de dos nuevas tierras indígenas, parte de sus esfuerzos por revertir algunas políticas implementadas por Bolsonaro, quien detuvo el reconocimiento de tierras mientras estaba en el cargo. "Estamos viviendo un nuevo momento, con políticas más asertivas y mayor voluntad política a favor de la Amazonia", afirmó la directora de WWF-Brasil, Mariana Napolitano. Pero aún se necesita más, incluida la trazabilidad y la transparencia en el comercio de ganado, oro y otras materias primas, añadió.
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