El hecho más básico es que el índice de precios al consumidor "principal" de junio, que incluye todo lo que el gobierno pone en su canasta representativa de productos y servicios que compran los estadounidenses, se ubica en 5.4%, el más alto en 30 años, excepto un mes en el verano de 2008 cuando el petróleo alcanzó casi los 150 dólares por barril. Si se excluyen los alimentos y el combustible, siempre variable, la inflación sigue siendo del 4,5%, la más alta en tres décadas con diferencia. Incluso si se eliminan los factores de cambio más extremos, tanto hacia arriba como hacia abajo, la inflación se sitúa en el 2,9%, la peor desde 1992 (salvo unos pocos meses de petróleo muy caro). Esos números parecerían validar a los agoreros.
John Authers
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