Bajo un sol abrasador, Francisco Elvira recorre su plantación de olivos, donde inspecciona los frutos resecos brotados de árboles casi desnudos. "Míralos", dice, desesperado. "Deberían estar repletos de aceitunas ahora que se acerca la cosecha. Pero están vacíos. Y esta es la cosecha para el aceite que llegará a los supermercados el próximo año". Las fértiles llanuras de olivares que se extienden por el sur de España han convertido a este país en el mayor productor de aceite de oliva en el mundo, con alrededor de la mitad del suministro global. Pero, devastado por la peor sequía jamás registrada, el llamado "oro verde" de España es cada vez más escaso.
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