| La preocupación por la inflación, el deterioro de la salud fiscal estadounidense, la independencia de la Reserva Federal y la inestabilidad geopolítica plantean dudas sobre la estabilidad de los bonos del Tesoro a largo plazo, tradicionalmente el activo más seguro del mundo. En respuesta, muchos bancos centrales están volviendo a esa "reliquia bárbara": el oro. La suerte del oro y de los bonos gubernamentales ha divergido marcadamente este año, una división resaltada esta semana cuando el precio del lingote alcanzó un nuevo máximo y los rendimientos de muchos bonos a largo plazo alcanzaron niveles no vistos en años o, en algunos casos, nunca vistos.
|