Al final, Donald Trump cedió y redobló la apuesta con los aranceles. El miércoles, el presidente estadounidense anunció una pausa de 90 días en los gravámenes "recíprocos" para la mayoría de sus principales socios comerciales, y también aumentó los de China del 104% al 125%. ¿El resultado? Las dos economías más grandes del mundo siguen enfrascadas en un enfrentamiento por represalias que consume 600.000 millones de dólares en comercio bilateral y que podría descontrolarse. Antes de las últimas subidas, los analistas de Goldman Sachs habían pronosticado que los aranceles del 104% reducirían en 2,4 puntos porcentuales el crecimiento del PIB de China, lo que implica que Pekín apenas alcanzaría la mitad de su objetivo principal de expansión económica este año. El aumento de los aranceles estadounidenses, argumentó el banco, tendría un impacto menor, con un impacto máximo de 2,9 puntos porcentuales.
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